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Hace tiempo hablando con una amiga intentaba explicar un trabajo basado en el subtexto teatral "¿Y qué es eso?" "Pues lo que no se deja ver con lo que dices, bueno, no exactamente eso, bueno, lo que dices debajo
de una palabra, lo que quieres decir, aunque igual estás intentando decir eso mismo, pero te sale otra cosa, esteeee... eso puede ser también. Ejem..... eso, tú me entiendes, ¿no?" "Si, claroclaro.... ¿qué vas
a tomar?" "Una caña..... rapidito..." Cojamos este mismo ejemplo. "¿Y qué es eso?" Subtexto: A ver venga, explícame, ilumíname, ya sé
que subtexto es por debajo del texto, pero seguro que hay alguna explicación razonable para que te tires 4 horas trabajando sobre eso. "Pues lo que no se deja ver con lo que dices, bueno, no exactamente eso, bueno, lo que
dices debajo de una palabra, lo que quieres decir, aunque igual estás intentando decir eso mismo, pero te sale otra cosa, esteeee... eso puede ser también. Ejem..... eso, tú me entiendes, ¿no?" Subtexto:
A ver, sé que no lo vas a entender del todo y es muy largo de explicar. Le voy a dar un poco de boato al asunto. Parece simple, pero no lo es, o sí, depende de muchos factores. Buf, y si te lo digo de manera simple como lenguaje no verbal, que
tampoco es eso, te vas a descojonar. O igual es una gilipollez, venga, acabemos con esto, que parezca profesional, bueno, ya me entiendes... "Si, claroclaro.... ¿qué vas a tomar?" Subtexto:
Uffff, paso. Otra chapa sobre una gilipollez de actriz, uffff no lo flipes, que te he preguntao por preguntar, como si el resto de la humanidad no lo fuéramos a entender. Qué sed la hostia... "Una caña.....
rapidito..." Subtexto: Hala, ya está, que paso de hablar contigo de estas cosas, que hace que parezcan gilipolleces: ¡Que corra el vino! ¿Entendido? Ésto es el mardito subtexto.
El subtexto es bonito cuando no tratamos de ponerle palabras al mismo. Me explico, cuando algo no puedes explicar y no encuentras las palabras, ése es el subtexto bonito. Er güeno. Al que tampoco tratas de
poner palabras, porque no necesitas defragmentar todo eso en tu cabeza. Eso que se queda en tu memoria emocional y que es único e intransferible. Pero eso simplemente ocurre... ...en la vida. Luego tratas de recordarlo y ordenarlo y es con lo que trabajas
artísticamente. O bueno, el subtexto, en mi humilde opinión, tiene mucho que ver con la memoria emocional, la cual no se puede dominar el todo. y qué bonito. Y otro poquito de lógica. Hablo a la hora de trabajar. Por eso
me parece absurda la peña que se hincha a decir palabras supercategóricas para explicar cosas que al final no se pueden explicar, esas personas viven en subtexto, pero no saben ni lo que dicen, ni lo que sienten, porque no lo dejan fluir. O simplemente
carecen de subtexto, o quieren carecer de él para volverse más matemáticos. Que lío, ¿no?, pues eso.. Porque ya lo decía Hamlet: "palabras, palabras, palabras..," O como dirían
Las Grecas: "Las palabritas se las lleva el viento"
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Aventuras. Partir de la nada, un mail, una idea tonta e ir dándole forma. Escribir el texto, la trama, imaginar al público. Plantear el trabajo, ejercicios, ensayos, tempos...
La elección: guachi!!! Nos han seleccionado. Albricias y zapatetas. Encajar horarios (jo, Barbra, vaya matada... menos mal que eres la persona más cabezona que conozco, y de las mejores personas) En tres semanas encajar un género
que no conoces, nuestra forma de trabajar y el posible resultado. Buscar escenografía (aquellos maravillosos ochenta-noventa). Tejer, coser, comprar, pensar, leer, releer, ensayar, aprender.. Y hoy, aquí estamos,
después del microteatro infantil por navidad que Peopleing ha organizado en Bilborock este fin de semana... Gracias, gracias de verdad a todo el que se ha acercado, a los que se han preocupado por nosotros: Raúl, Nora, Jone y El Rizos,
y al que siempre llamaremos Ander aunque creamos que se llame Mikel aunque tampoco estemos seguras... El de gafas, vaya. Es un lujo poder trabajar también con compañeros que trabajan otras disciplinas y te abren la puerta de su arte y
su sabiduría de par en par. Qué bueno. Momentos únicos... Por las plumas (qué bonito trabajo de títeres que se puede ver en Kontainer), Dando la nota (gamberretas, qué risas), Dramagia (con la
boca abierta, y qué desconocido), La Cuentería (la sabiduría hecha carne), MariOlas (la seriedad impostada). Más infantil que una braga a cuadros todo. Pero qué bonito leñe!!!!!
Y a mi partenaire: eres la puta jefa. Y punto. Sí guapa: Ésto es Arte. Muchas gracias. A todos. Nos vemos por el camino...
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Todo se crea a lo macro. Se gesta una idea a groso modo, se plantea a grandes trazos, se encadenan grandes proyectos y se les da una hipotética conexión. Así funcionan grandes empresas y
sus proyectos, los gobiernos y sus leyes y propuestas, incluso el entramado de una historia teatral. Dicho así parece que estamos gestando nuestras historias empezando por el tejado. Y luego ya se limará.
Así funcionamos practicamente todos, nos hemos criado y seguimos un sistema fabricado así. Trabajando con monjas hace años, me di cuenta de la importancia que le daban al detalle. A los procesos, a
las cadenas. Si pasas esto por aquí, no pasará hacia allá, y se romperá la cadena. Si rompes la cadena, puedes amarrarla con esparadrapo, soldarla o a lo que voy: evitar que se rompa. O procurarlo, o ser consciente de la importancia
de los pequeños detalles. Es mejor no tener que usar un carro de emergencia poniendo los medios necesarios, que tenerlo en orden. Es importante lo úlitmo también, pero los acontecimientos que derivan en su no uso son
de vital importancia. Y evitas derroches absurdos de energía. Los detalles. La realidad del proceso.. Haciendo una comparación: preocuparse por los detalles sería lo mismo que afrontar la realidad del proceso. No hacerlo
sería ponerse una venda en los ojos. Valorar la potencialidad del asunto en base a lo que hay, no a lo que hubiera podido ser. Ser sincero y honesto con un@ mism@. Los detalles: la tilde,
el punto y aparte o el punto y seguido. Una letra. Colocar el enchufe donde vas a usarlo. Dejar las pinzas al lado del tendedero. Dejar la marcha atrás puesta en cuesta abajo. Detalles. Lo mismo pasa cuando creas algo,
lo visualizas a groso modo, a tu forma. Si no trabajas sólo debes aprender a que tu idea sea móvil. Creer en el proceso y en lo que tu inconsciencia se ha dejado para sorprenderte. Humildad. No ser el protagonista caprichoso de tu propia historia.
De esta forma todo encaja, o no, pero cada detalle cobra la significancia justa, sólo hace falta ordenarlo de nuevo. Si no es así, puede resultar inconexo. Qué fácil. O por lo menos,
dudar de todo. Boas noites
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Además de ser la mujer del césar, hay que parecerlo. Y en algunos casos no hace falta ni serlo, sólo parecerlo. Es el mundo que nos rodea. Las empresas fingen
ser lo que no son para conseguir privilegios de acuerdo a unos estándares encaminados a garantizar unos mínimos. Pero como todo, cuando se redunda demasiado acaba siendo una caricatura de sí misma, y termina en esperpento, hasta el punto
de dar conferencias sobre un asunto inexistente. Acaba reducido a números, papeles y cascarilla. A veces muy reñidos con el sentido común. Todo se deforma y acaban apareciendo dos líneas paralelas de trabajo que nunca convergen,
en las que no existe sinergia. Un absurdo, un enredo, una mentira, digamos. El gran ejemplo de ésto quizá sea la bolsa, el vil metal inexistente que marca los devenires económicos de empresas y
economías estatales, por ende políticas gubernamentales, y por ende que marca nuestras míseras vidas. Queramos o no. Esas son las reglas del juego. Ahora mismo ponerse un pelucón rubio,
una sábana bajera y unas abarkas bastaría para que el respetable te acabara reconociendo como Calpurnia. En el fondo sabrían que te llamas Ruperta y que eres de Apatamonasterio, porque es imposible (que lo sé yo, ¿eh?) que
seas realmente la gran emperatriz (hasta dónde la ciencia llega, pero hasta esto podríamos obviarlo). Pero todo el mundo rendiría pleitesía ante tan magna mujer. El gran absurdo que reina nuestras vidas. En el fondo participamos
a pesar de saber la mierda en la que estamos sumergidos. Lo hacemos en nuestro trabajo, con nuestras aspiraciones. Y eso al final marca también nuestro devenir personal, obviamente. Así que... ¿Cómo escapar
de eso? Buena pregunta. De momento intentando no solamente acumular esfuerzos por parecer ser la mujer del César, ya que vas a participar del engaño, por lo menos no te engañes a ti mism@ e intenta serlo si
es que lo quieres ser.. Sino, viviremos siempre en una puta mentira absurda desde la cual no se alcanza nada, bueno sí, inflarnos un poquito. O quizá admitiendo que jugamos a ésto y que hacemos lo que podemos para sobrevivir. Quizá
así por la otra línea paralela podamos reconocernos todavía por quienes somos y qué hacemos aquí. Como humanos coño, no como seres extrasensoriales de ciencia ficción. En fin, por
cierto, no he visto nada de Angélica Lidell y creo que si la viera no me gustaría demasiado, pero recomiendo cualquiera de sus entrevistas. Se puede estar de acuerdo o no, pero que es honesta consigo misma guste o no, es impepinable.
Back to life, back to reality..
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¿Quién no ha pensado alguna vez plantar un zurullo humeante encima de la mesa de su jefe? ¿Quién no ha imaginado meter a todas las personas que le han puteado en la vida en un saquete e invitar a Forest
Whitaker a un punching ball? ¿Quién no ha ido en coche y ha tenido ganas de frenar en seco y tener unas palabritas con el conductor que viene detrás??? ¿Quién no, en un ataque de
celos, ha tenido ganas de sacar a la luz públicamente todas las vergüenzas de su pareja? ¿Quién no ha mantenido una discusión telefónica e inútil con un operador y ha tenido ganas de ir a
la oficina y entrar en el despacho del gerente con una recortada?? ¿Qué pasaría si todas esas imágenes que aparecen en nuestra mente las lleváramos a cabo hasta el extremo?
Ésto es lo que cuenta magistralmente el equipo de Relatos Salvajes. Con ese sentido del humor puro argento que en las más lamentables situaciones busca la ironía de la vida y la cotidianedad, esta
película nos muestra el lado oscuro que todos llevamos dentro y la decadencia de nuestra sociedad, en la que se producen situaciones aparentemente insignificantes dentro del universo, pero que pueden arruinarte la vida por una burocracia abdsurda o
un cabreo del que no somos responsables. Pero a la vez nos pone ente un espejo que refleja nuestro lado más salvaje y desmedido, el lado oscuro que todos llevamos dentro pero que reprimimos para mantener la tranquilidad y
la convivencia. ¿Sería más sano un mundo en el que lleváramos a cabo este comportamiento? Por una parte sí, sería sincero y real desde el punto de vista humano hasta el extremo.. por otra
parte,la convivencia se tornaría una locura... Una reflexión muy interesante sobre la absurdez a veces de nuestros impulsos y la hipocresía que reina en nuestros días. Es una batalla constante entre estos dos
conceptos. Cada uno de los relatos está perfectamente escrito, al detalle. Las tramas llevadas hasta el final, hasta el punto final. Dada la ambigüedad de la reflexión no se llega una a identificar claramente con ningún
personaje. Por un lado entiendes el impulso, pero por otra la situación es tan extrema que la reacción se torna absurda y ridícula hasta el punto de hacerte estallar en una carcajada... Es la vida: ni blanco ni negro, gris. O es que te
identificas más que nunca.... si es que, así semos. Personajes muy intensos, profundos y muy bien interpretados, pasan por todo lo que se puede pasar dentro de su trama en apenas quince minutos.. Geniales Ricardo Darín
y Óscar Martinez. La dirección no deja respirar ni un segundo, está tan fuera del estereotipo habitual que no sabes que va a pasar ni cómo puede terminar la historia. En definitiva, estamos
a años luz de contar este tipo de historias. Un diez, altamente recomendable.
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