El blog, pincha aquí

Mira que a los Javis en OT no les podía ni ver...

 

Que cada vez que les veía dar consejos a los chavales me daban urticaria...

 

Pos Barbra, como yo no tengo perjuicios de esos pues me he visto "La Llamada" en círculos reducidos.

 

Y me ha sorprendido muy gratamente.

 

Yo, que me llevo quejando años de que el cine español está en los extremos de querer imitar al cine europeo y norteamericano perdiendo su esencia y la cutrez del destape, pues he de decir que ésta es una de las películas que me hace reconciliarme con él.

 

Así como veo cine francés, italiano, alemán y me parece que no renuncian a todo lo que les define y a su modo de vida para hacer cine, el secreto de su éxito y sin caer en estereotipos sino siendo honestos, al cine español siempre lo he visto un pasito más atrás en cuanto a ideas y forma de contar las historias o el meollo de la cuestión, porque en el aspecto técnico no tenemos nada que envidiar.

 

La historia de "La Llamada" recuerda en mucho al lenguaje propio del Almodóvar de los 80, menos bizarro eso sí, donde todo ocurre como en la vida misma, donde las cosas ocurren como ocurren, sin trampa ni cartón. A pesar de tener esos momentos que rozan el absurdo en lo musical, no deja de tener ese aspecto terrenal y frívolo que nos define y en el que todo es válido y tolerable.

 

Como el cine de Berlanga (aunque salvando las diferencias) mezcla el humor y "las cosas serias" con una absurdez, sencillez y franqueza que sólo se da en este país, y que, por desgracia, se nos olvida a la hora de poner sobre la mesa asuntos artísticos. Como si Lorca o Dalí no hubieran bebido de ello.

 

Mitificando y sobrecooltureizando cosas, sintiéndonos inferiores por nuestro pasado de analfabetismo, pero olvidando que en lo auténtico reside el encanto y que es desde donde se pueden empezar a contar cosas que interesan a la gente.

 

Desde la vida llana. Desde estar viviendo. Desde vivir creando.

 

Y creo que los Javis han llegado a ese punto en el que están sobradamente preparados intelectual y conceptualmente, gracias a esa educación que a generaciones anteriores se les negó, para empezar a hacer cine de calidad perdiendo las vergüenzas.

 

Como en todo arte, hasta que no eres libre para hacer lo que te salga del higo la calidad no aflora.

 

Por cierto, tengo que mencionar porque sino me come, las actuaciones de Belén Cuesta, Gracia Olayo (exveneno pa quien las recuerde), y sobre todo Anna Castillo, auténtica y natural como ella sola.

 

Hala, a ver si vamos espabilando.

 

Buenas noches.

Pues mira Barbra chica, ni teatro, ni series, ni floripowers; hoy me ha dao, porque me sale, por hablar de un libro.

 

Y no es porque sea muy ducha en la materia. Ni bañera. Ni jacuzzi.

 

De hecho, como en todo los artístico, como público literario me inicié tarde.

 

La única música que se escuchaba en mi infancia temprana era una cinta de Abba que nunca se rayó y una cinta con el "Saca el güisqui Cheli para el personal..."

 

Después de cuatro años iniciándome como actriz, la primera obra de teatro que vi fue "Luces de Bohemia" en el Arriaga con 18 años.

 

Mi primera visita al cine fue con 13 años a ver "Los 3 Mosqueteros"

 

Y otro tanto pasó con los libros: quitando "La señora cucharita", "Cuentos para jugar", y un libro sobre hipopótamos con alas que cogí cuando me hicieron el carné de la biblioteca del barrio con cuatro años, mi contacto con la literatura se limitaba a joderle los libros de "Los Cinco" y "Los Hollister" a mi hermana y a pintarrajear un ejemplar de "Bodas de Sangre" que (alguien sabrá por qué) estaba en las baldas de mi casa. Mi primer libro leido completo fue un ejemplar de  "El silencio de los corderos" con trece añitos que encontré por ahi abandonao. Y sin traumas ni ganas de susurrarle a la gente su nombre, ni de morder a la peña ni ná de ná.

 

Eso sí, la enciclopedia la consultaba desde los 3 años (enganchada como al google, de ahi un montón de datos inconexos que pululan por mi cabeza y que sólo sirven para ganar al Trivial de ediciones anteriores a 1984), el periódico y el montonazo de tebeos acumulados por tres hermanos a través de los años de Zipi y Zape, Mortadelo y Superlopez hipermanoseados que me sé de memoria. Hasta alguno de manga había, que por aquel entonces no sabía ni que coño era, y sospecho que mis padres tampoco, si no dudo que estuvieran en mi casa.

 

En mi casa no había censura, se deduce.

 

Y así, como resultado de esos topetazos con la cultura casi casuales y de aquello de que yo nunca sé lo que voy a hacer de aquí a dos semanas, que lo mismo me dedico a la vida contemplativa como de un día pa otro dejo el curro y me voy a vivir a otra parte, o me da el puntazo y me cambio de puesto, pues es como voy a las librerías.

 

Entro y no tengo ni puta idea de lo que voy a pillar. Lo mismo un tratado sobre historia de la II Guerra Mundial, que tres libros de poesía (como esos que fui a buscar a casa de mi madre y se los habia llevao al pueblo porque decoraban un montón), que las profecía de Nostradamus (leídas), una novela desconocida, una biografía o vete tú a saber.

 

Vamos, que como un pollo sin cabeza. No tengo sesgo.

Con estos antecedentes pues eso, algunos dirán que mucho no puedo hablar. Pero como es mi blog, como dicen los niños:

"Voy a escribir. Y te callas".

 

Pues a lo que iba:

En una de estas incursiones a la librería en las que me quedo con la boca abierta y me tiro más de media hora mirando como una besuga las estanterías descubro algo que me remueve:

"Paula" de Isabel Allende.

Miro en google y tiene muchos detractores, pero con mi nivel de crítica literaria he de decir que me la sudó bastante y me la jugué por instinto.

Vale, por instinto y  porque aparece en "Jane the Virgin", y el tono de los episodios y de los guiños que se suponen inspirados por su estilo literario pues me hacen tilín. Y porque es de la edad de mis padres y en mi cabeza esa señora desborda vitalidad, y eso parece que tranquiliza y porque el sentido del humor de esa generación me parece de lo más duro y jugosote y qué otras cosas chorras más.

El caso es que me lo pillé.

 

Y bueno, me ha parecido fascinante. Da hasta cosa escribir algo sobre él, porque es muy íntimo. Qué cojones vas a decir.

 

Primero porque tiene que ser muy, muy difícil ya no sólo pasar por ese trance en la vida, sino decidir compartirlo. Conseguir el tono adecuado para no faltarte al respeto a ti misma ni a tu hija me parece un ejercicio personal acojonante. Algo que sólo puede hacer esa generación. Esa realidad cruda que se lee desde la vida, no desde el intelecto.

 

A la vez que describe la mierda que se le viene encima (hospitalización y muerte de su hija por una enfermedad heredada), va haciendo un repaso a todo lo acontecido a ella y a su familia cercana hasta donde ella conoce, para, después de esa recuperación que no ocurre, regalárselo a su hija, Paula.

Puede parecer en ocasiones ñoña, pero creo que si se leen esos pasajes entre líneas es más bien todo lo contrario. Es por no contarlo. Es demasiado duro.

 

Usa un tono a veces engañoso, acontecimientos de su vida que describe como una situación perfecta, ese encontronazo con un guardia de la frontera en Chile en 1973 cuando decide pasar un puesto de control sola y de noche, esa conversación que es absolutamente correcta si una lee entre líneas esconde la tortura o la noche de cuartelillo. Y en ese momento de lectura, no sabes muy bien por qué, pero se te ponen los ovarios de corbata. No hay golpes, no hay sangre, no hay una alegato político. Sólo una conversación correcta, amable, impensable.

 

Es un ejercicio de sinceridad absoluto. Cuando describe los abusos sufridos con ocho años, cómo ella  como niña no lo vivía como tal sino que incluso volvía para repetir por una especie de obligación intuída pero voluntaria rompe absolutamente con todos los clichés que tienes en la cabeza, porque es absolutamente sincero y por real,  aún más espeluznante.

 

La otra parte, lo que pasa en el hospital, las contradicciones, los pensamientos, la culpa, la asunción de las cosas, las pequeñas cosas que piensas que tú crees que por lo que te cuentan no deberías estar pensando.

 

No sé cómo expresarlo debidamente pero de verdad, me ha parecido el libro con cuya forma de vivir, pensar y actuar, con el modo de ver la vida que más me he identificado. CON ESE SENTIDO DEL HUMOR QUE SÓLO EXISTE EN LOS PUEBLOS Y  EN LAS BUENAS FAMILIAS. Como la mía.

Y por eso esta entrada en el blog, aunque no sé si he dicho mucho, la verdad.

 

Y bueno, ésto de no tener ni puta idea tiene la ventaja de dejarte sorprender, no sé.

 

Los intelectualoides lo habrían resumido con el término "Realismo mágico".

 

Pero es que a mi eso de las etiquetas siempre se me ha quedado corto.

 

Buenas noches.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hoy voy a recurrir a una serie muy mediática que si bien han visto millones de personas, a mi no me había llamado la atención hasta hace unas semanas y de la que he descubierto su necesidad obligatoria.

 

Es una serie de éstas que se ven por necesidad. Por pura calma de ansia.

 

Hablo de PEPPA PIG, esa obra maestra del mundo audiovisual moderno. Sencillamente sublime.

 

El colorido de su ambientación perfecta, adaptada a la realidad de una familia de marranos que habitan una granja en un lo que parece mundo postapocalíptico animal, llena de un colorido que está en clara paradoja con el fin del mundo del puerco a manos de esa naturaleza humana ávida de grasa de jabugo, cochinillo de Soria, oreja, papada, torreznos y jugosas patitas, nos transporta a los pensamientos cuasihumanos de ésta nueva generación de puercos avanzada tecnológica y conceptualmente, haciendo referencia quizá y acertadamente a "El Planeta de los Simios", dirigida por Franklin Schaffner.

 

El guión es perfecto, desde el centro de las acciones de su personaje principal  atravesamos las vivencias de los diferentes personajes que encarnan los roles que adquieren en esta nueva sociedad que les absorbe. La soledad autoimpuesta por esta familia que rara vez interacciona con sujetos externos a su atmósfera de charcos de barro y felicidad aparente.

 

A través de ellos, de cada miembro de la familia, nos adentramos en las fallas que esta supeficial felicidad parece tener y que a medida que avancen las temporadas espero vayamos viendo con mayor claridad.

 

George Pig, ese personaje extralimitado, que llora excesivamente y que encarna los celos, la envidia y que no deja de ser siniestro en alegoría a esos seres tóxicos que se enmarcan en nuestras vidas. El actor que lo encarna, siempre sobreactuado, paraliza la acción en numerosos momentos e impide el proceso normal de la trama, quién sabe si intencionadamente por parte de su director, marcando aún más la idiosincrasia de la existencia de éste personaje.

 

Papá Pig, siempre al mando, bien pudiera ser ese gobernante que sigue sus obligaciones por inercia, pero que representa a su vez la insignificancia del poder, ya que asoma en numerosas ocasiones su carácter pueril y fácilmente manipulable por el vulgo. Magnífica interpretación del actor con su voz grave en contraposición con su comportamiento deshinibido.

 

Mamá Pig, éste personaje espero que dé mucho que hablar en sucesivas temporadas, ya que su evolución bien pudiera ser la evolución de la lucha feminista desde el origen de los tiempos hasta nuestros días. Ese ama de casa abnegada al cuidado de la especie que guarda silencio. ¿Qué es lo que realmente ocultan esos silencios? Maravilloso trabajo de monólogo interior de la actriz.

 

Los abuelos Pig, que denotan el olvido de esta nueva sociedad hacia nuestros mayores, mantenidos por sus hijos ante la falta de liquidez, son convertidos en auténticos juguetes para sus hijos. Es la represión del dinero. Asumen su papel con tal de sobrevivir, ellos conocieron y sobrevivieron al apocalipsis, asumen su rol antes de volver a presenciar el horror de los sarmientos abrasándoles las pezuñas.

 

Peppa, esa heroína constante que marca el termómetro de comportamiento de su familia, que mantiene este teatrillo de vida mientras busca la verdadera razón de la existencia y se prepara para un posible contacto con el exterior. Su obsesión por los charcos bien pudiera ser un trauma anterior, quizá un intento de abandono por parte de sus padres al inicio de la nueva vida, que convierten en juego constante para tratar de disimular y dejar de atormentarse por ese episodio del pasado.

 

En definitiva, un drama distópico en un Guijuelo de un tiempo indeterminado, que bien puede haber inspirado a los guionistas y a la autora de la novela de "The Handmaid´s Tale" que no debe pasarse por alto. Sorprende la interpretación de Peppa, de una sensibilidad a flor de piel, en la línea de Elisabet Moss en esta última serie. Atentos pues a los Emmy.

 

Quedo en espera de las siguientes temporadas.

 

¿Que qué tal el pueblo?

Bien, con mi sobrino, ¿por qué preguntas?

 

Buenas Noches

 

 

 

 

 

 

Hasta después de Pascua, gente!!!!

Por recomendación de una colega me he visto BROKEN, serie británica (BBC ONE) creada Jimmy MacGovern de este año y que la podéis encontrar en el catálogo de Movistar, cada vez más raquítico, pero con alguna joyita como Mad Men, Nurse Jackie o Fargo.

 

Apúntatela Barbra.

 

 

Consta de seis capítulos que entrelazan diversas historias que acontecen en un pueblo británico y, al más estilo Crash, se nos va enredando en personajes y tramas.

El nexo que une a todos estos personajes es el padre Kerrigan, que lleva la parroquia y en el que vemos reflejadas diversas "taras" de la iglesia como institución y que confrontan de frente con la condición humana del párroco.

Éstas tramas se circunscriben a su vez en una problemática común: la crisis económica, pero tiene la habiidad de no limitarse ni a una clase social, ni nos hace sumergirnos en ambientes marginales.

Son historias de gente real con desarrollos reales.

 

Otro elemento que hace atractiva esta serie son los flashbacks que sufre el párroco,  en los que  descubrimos los conflictos internos del personaje principal y su lucha psicológica, así que es mejor verla altitos de ánimo, porque lo que consiguen con ello es una atmósfera algo oscura, inquietante y agobiante al más puro estilo Crimen y Castigo.

 

 

Como toda serie británica, y en especial de la BBC, las interpretaciones son ontopontopontop. A pesar de que el guión es algo predecible las interpretaciones hacen que haya algo en los acontecimientos que esperamos que nos pega a la pantalla.

 

 

Además de a Sean Bean como actor principal que alardea ante un personaje complejo, con tantas variaciones como roles asume en su vida cotidiana (el Stark de juego de tronos), destaco a Mark Stanley de una sutileza y emotividad a la par intensas como discretas que esconde mucho trabajo (también de juego de tronos aunque como no la veo, no me influye) y Paula Malcomson reteniendo un sufrimiento y disfrazándolo de frialdad, no pierde sus monólogos interiores (este personaje pone los pelos de punta, no sé si será por personaje, pero algo habrá tenido que ver la actriz en todo esto). Aunque todas, todas las interpretaciones son reseñables. Los personajes justos, ni más actores ni menos que los necesarios.

 

 

Es una serie de éstas que te ponen ante el espejo, que te cuestionan, que te tolera en tus contradicciones, que no juzga, en la que no existe moralina, en la que aparentemente lo que se exalta es duramente criticado. Una serie que no recurre a grandes tragedias sino a historias reales, sencillas,  que podrían estar pasando en la habitación de al lado, para agobiarnos un poquito y cuestionarnos en nuestro fondo más jondo.

 

Tiene todas las papeletas para ser una de las series cortas de la temporada.

A 40 MINUTOS EN AVIÓN Y COMO CAMBIAN LOS CRITERIOS Y LA CALIDAD OYES.....

 

Así que nada, a verla pues.

 

Buenas noches.

 

Comentarios

16.09 | 18:20

Nasnoches, ay Rita!

27.03 | 15:58

Ceeo que he podido ser yo la inspiradora de este fantástico post. Al menos lo de la frustración y la pataleta parece que me suena. Espero ser recuperable 😂😂😂

19.03 | 21:35

Me ha encantado tu reflexión Ana y gracias por compartirlo. Un gran abrazo. Reyes Cid.
Hasta pronto

07.07 | 11:55

Aupa lander, no he podido escribir mas, pero si, hobby, en fin, eso hace que muchos trabajos sean no remunerados o de baja remuneracion.