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Pues mira Barbra chica, ni teatro, ni series, ni floripowers; hoy me ha dao, porque me sale, por hablar de un libro.

 

Y no es porque sea muy ducha en la materia. Ni bañera. Ni jacuzzi.

 

De hecho, como en todo los artístico, como público literario me inicié tarde.

 

La única música que se escuchaba en mi infancia temprana era una cinta de Abba que nunca se rayó y una cinta con el "Saca el güisqui Cheli para el personal..."

 

Después de cuatro años iniciándome como actriz, la primera obra de teatro que vi fue "Luces de Bohemia" en el Arriaga con 18 años.

 

Mi primera visita al cine fue con 13 años a ver "Los 3 Mosqueteros"

 

Y otro tanto pasó con los libros: quitando "La señora cucharita", "Cuentos para jugar", y un libro sobre hipopótamos con alas que cogí cuando me hicieron el carné de la biblioteca del barrio con cuatro años, mi contacto con la literatura se limitaba a joderle los libros de "Los Cinco" y "Los Hollister" a mi hermana y a pintarrajear un ejemplar de "Bodas de Sangre" que (alguien sabrá por qué) estaba en las baldas de mi casa. Mi primer libro leido completo fue un ejemplar de  "El silencio de los corderos" con trece añitos que encontré por ahi abandonao. Y sin traumas ni ganas de susurrarle a la gente su nombre, ni de morder a la peña ni ná de ná.

 

Eso sí, la enciclopedia la consultaba desde los 3 años (enganchada como al google, de ahi un montón de datos inconexos que pululan por mi cabeza y que sólo sirven para ganar al Trivial de ediciones anteriores a 1984), el periódico y el montonazo de tebeos acumulados por tres hermanos a través de los años de Zipi y Zape, Mortadelo y Superlopez hipermanoseados que me sé de memoria. Hasta alguno de manga había, que por aquel entonces no sabía ni que coño era, y sospecho que mis padres tampoco, si no dudo que estuvieran en mi casa.

 

En mi casa no había censura, se deduce.

 

Y así, como resultado de esos topetazos con la cultura casi casuales y de aquello de que yo nunca sé lo que voy a hacer de aquí a dos semanas, que lo mismo me dedico a la vida contemplativa como de un día pa otro dejo el curro y me voy a vivir a otra parte, o me da el puntazo y me cambio de puesto, pues es como voy a las librerías.

 

Entro y no tengo ni puta idea de lo que voy a pillar. Lo mismo un tratado sobre historia de la II Guerra Mundial, que tres libros de poesía (como esos que fui a buscar a casa de mi madre y se los habia llevao al pueblo porque decoraban un montón), que las profecía de Nostradamus (leídas), una novela desconocida, una biografía o vete tú a saber.

 

Vamos, que como un pollo sin cabeza. No tengo sesgo.

Con estos antecedentes pues eso, algunos dirán que mucho no puedo hablar. Pero como es mi blog, como dicen los niños:

"Voy a escribir. Y te callas".

 

Pues a lo que iba:

En una de estas incursiones a la librería en las que me quedo con la boca abierta y me tiro más de media hora mirando como una besuga las estanterías descubro algo que me remueve:

"Paula" de Isabel Allende.

Miro en google y tiene muchos detractores, pero con mi nivel de crítica literaria he de decir que me la sudó bastante y me la jugué por instinto.

Vale, por instinto y  porque aparece en "Jane the Virgin", y el tono de los episodios y de los guiños que se suponen inspirados por su estilo literario pues me hacen tilín. Y porque es de la edad de mis padres y en mi cabeza esa señora desborda vitalidad, y eso parece que tranquiliza y porque el sentido del humor de esa generación me parece de lo más duro y jugosote y qué otras cosas chorras más.

El caso es que me lo pillé.

 

Y bueno, me ha parecido fascinante. Da hasta cosa escribir algo sobre él, porque es muy íntimo. Qué cojones vas a decir.

 

Primero porque tiene que ser muy, muy difícil ya no sólo pasar por ese trance en la vida, sino decidir compartirlo. Conseguir el tono adecuado para no faltarte al respeto a ti misma ni a tu hija me parece un ejercicio personal acojonante. Algo que sólo puede hacer esa generación. Esa realidad cruda que se lee desde la vida, no desde el intelecto.

 

A la vez que describe la mierda que se le viene encima (hospitalización y muerte de su hija por una enfermedad heredada), va haciendo un repaso a todo lo acontecido a ella y a su familia cercana hasta donde ella conoce, para, después de esa recuperación que no ocurre, regalárselo a su hija, Paula.

Puede parecer en ocasiones ñoña, pero creo que si se leen esos pasajes entre líneas es más bien todo lo contrario. Es por no contarlo. Es demasiado duro.

 

Usa un tono a veces engañoso, acontecimientos de su vida que describe como una situación perfecta, ese encontronazo con un guardia de la frontera en Chile en 1973 cuando decide pasar un puesto de control sola y de noche, esa conversación que es absolutamente correcta si una lee entre líneas esconde la tortura o la noche de cuartelillo. Y en ese momento de lectura, no sabes muy bien por qué, pero se te ponen los ovarios de corbata. No hay golpes, no hay sangre, no hay una alegato político. Sólo una conversación correcta, amable, impensable.

 

Es un ejercicio de sinceridad absoluto. Cuando describe los abusos sufridos con ocho años, cómo ella  como niña no lo vivía como tal sino que incluso volvía para repetir por una especie de obligación intuída pero voluntaria rompe absolutamente con todos los clichés que tienes en la cabeza, porque es absolutamente sincero y por real,  aún más espeluznante.

 

La otra parte, lo que pasa en el hospital, las contradicciones, los pensamientos, la culpa, la asunción de las cosas, las pequeñas cosas que piensas que tú crees que por lo que te cuentan no deberías estar pensando.

 

No sé cómo expresarlo debidamente pero de verdad, me ha parecido el libro con cuya forma de vivir, pensar y actuar, con el modo de ver la vida que más me he identificado. CON ESE SENTIDO DEL HUMOR QUE SÓLO EXISTE EN LOS PUEBLOS Y  EN LAS BUENAS FAMILIAS. Como la mía.

Y por eso esta entrada en el blog, aunque no sé si he dicho mucho, la verdad.

 

Y bueno, ésto de no tener ni puta idea tiene la ventaja de dejarte sorprender, no sé.

 

Los intelectualoides lo habrían resumido con el término "Realismo mágico".

 

Pero es que a mi eso de las etiquetas siempre se me ha quedado corto.

 

Buenas noches.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Comentarios

16.09 | 18:20

Nasnoches, ay Rita!

27.03 | 15:58

Ceeo que he podido ser yo la inspiradora de este fantástico post. Al menos lo de la frustración y la pataleta parece que me suena. Espero ser recuperable 😂😂😂

19.03 | 21:35

Me ha encantado tu reflexión Ana y gracias por compartirlo. Un gran abrazo. Reyes Cid.
Hasta pronto

07.07 | 11:55

Aupa lander, no he podido escribir mas, pero si, hobby, en fin, eso hace que muchos trabajos sean no remunerados o de baja remuneracion.