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Hace ciento y pico años se estrenó Don Juan Tenorio. Y desde entonces, se representa cada 1 de Noviembre, como siempre sin tarjeta, en casi todas las capitales españolas.

 

Es curioso que el tipo éste, Zorrilla, la escribió por encargo en 21 días.

 

Vamos que la cagó con presión y con dolor de parto.

 

Asina fue.

 

Zorrilla repudió su obra, quizá por aquello de que la escribes sin creértela mucho, por aquello de las prisas, y por presión logística.

 

La vendió por seis eurillos, y Dios sabe por qué, aquella obra de mierda, según él, se convirtió en la obra con mayor tradición de la escena española.

 

Quizá Zorrilla no estaba orgulloso de su subconsciente, ese que aunque no quieras plasma lo que se teje en tu interior.

 

Lo que parece que no haces y haces.

 

Lo que no quieres que se te dé bien, y se te da.

 

Eso que no valoras y está en tus narices.

 

Es como ser un virtuoso del piano y querer tocar la zambomba.

 

Es como ser Amancio Ortega y morirte por  veranear en Benidorm.

 

Es una faena.

 

Porque como Zorrilla, acabas comiendo habas mientras los teatros se llenan para ver tu obra.

 

La que no valoras, la que crees que es mala a rabiar.

 

Debe ser como ver a todo el mundo volverse loco.

 

Te debes sentir muy solo.

 

Te debe hacer dudar de todo.

 

Buenas noches.

 

 

Qué bueno.

 

Qué bueno esperar al domingo para poder comer tu bolsa de gusanitos y que se convierta en el acontecimiento del día.

 

Que el domingo por la tarde tu máxima preocupación sea que tu amatxu no se olvide y te ponga las pinturas nuevas en la mochila.

 

Conducir tu coche imaginario.

 

No enterarte de lo que ocurre a dos metros de ti y tu mundo.

 

Y que no te importe.

 

No pasar nunca frío.

 

Que todo el que se acerque sea una posibilidad de conocer a alguien nuevo.

 

Conseguir el último cromo.

 

Tu vasito de agua para dormir.

 

Tener un peluche al que abrazar todas las noches.

 

Disfrutar de los olores de los jabones del baño.

 

Que tu mayor dolor sea el del roce de tus katiuskas.

 

Y que tus sudores sólo sean fruto del jersey que tanto odias.

 

Que las tardes pasen largas y te de tiempo a crear cientos de mundos.

 

Qué bueno confiar.

 

Qué bueno querer y disfrutar.

 

Qué bueno ser niño.

 

 

 

Curiosa la historia de la copla.

 

No me he vuelto loca, no me he ido al pueblo ni me he comido una pastillita con una peineta dibujada a lo mitsubisi.

 

 Es el resultado de un conflicto político-cultural.

 

¡Que no me he vuelto loca!

 

A veeer, que lo cuento.

 

Felipe V, rey de las Españas y muy borbón, osea, muy francés...... y otras cositas, pero eso era fruto de la endogamia de la época.

 

Desprecia la zarzuela por género chico, y decide instaurar como espectáculo principal que oferten los teatros la ópera. Por aquello de ser culto y europeo.

 

No voy a hacer paralelismos tampoco. Pero ofrecer sólo un tipo de espectáculos es la más antigua forma de manipulación conocida. Siempre puedes decir luego que es lo que el público quiere ver.

 

Bueno, a lo que iba.

 

Para no cabrear en exceso al respetable, y por aquello de que te invado y te la cuelo en plan colega, los intermedios de dichas óperas se reservaron para una microzarzuela. Es decir, una zarzuela contada en 5 min.

 

Como Frozen, que es la hermana de la prota, estos intermedios robaron protagonismo y la gente llenaba los teatros para ver esas pequeñas maravillas, que tiempo después adquirirían importancia tal, que surgió un género nuevo:

 

LA COPLA.

 

 

Sábado 17 de Octubre.

Muy buena compañía y entradas reservadas para ver "No me hables de Felipe V" en Arimaktore, la sala del pequeño gran formato.

Chema Trujillo a full.

Es una comedia de las buenas, de la que surgen de la tragedia, de una historia terrible, de unos personajes odiosos, despreciables, sin escrúpulos. Sin alma aparente.

La gracia que surge de ese mismo esperpento, el mismo que recogen nuestras realidades y que nos hace llorar. La gracia que surge de la pura realidad. De verdad.

Aquello de que el talento no basta, que hay que trabajar mucho y chupar muchas pollas. Es así la vida.

Y a veces surgen tréboles de cuatro hojas; como el protagonista de ésta historia, o como la copla.

Un actor, una silla. 10 personajes, múltiples cambios de vestuario y de ubicación que sólo existen en mi cabeza creadas con artesanía por el actor que tengo enfrente.

Y de vez en cuando, UNA COPLA.

La protagonista de la historia. La copla como retrato de la vida y de nosotros mismos.

No había escuchado copla en vivo en mi vida. Los pelos de punta, oiga.

Hablando después del coloquio, nos dimos cuenta de que esas canciones nos ponen piel de pollo porque forman parte de nuestra infancia, de nuestra historia, y de nuestro carácter. Es genético.

Y porque ése señor es una bestia escénica. Muy bien cantada (o eso creo), muy sentía (eso sí lo sé), y muy mimada y respetada.

 

Ole tus cojones Chema.

 

No sé plasmar lo buen trabajo que me pareció.

 

Me fui pa casa imaginando a mi madre con un hilo pegado a la boca.

 

Me fui pa casa cantando la campanera.

 

 

 

En todos os trabajos dirante la vida se pasa por varias fases:

 

El niputeidismo. Osea, no tienes ni dudas.

El no sé si se lo que hagoidismo. Cuando creías que sabías se te crean cada vez más dudas.

Etapa Bin Laden: Existe, pero nadie la ha visto. Las dudas se.solventan.

 

Entre las dos primeras etapas, si empiezas pronto a tabajar se produce normalmente en la veintena, hay una subetapa.

 

SOYELPUTOAMOISMO.

 

Es como la adolescencia, se puede superar, o te puedes quedar suspendido en ella. También llamada "ignorancia es atrevida", ""no hay nada más peligroso que un tonto con iniciativa". Esta frase en sanidad se estila mucho.

Sólo hay un camino "correcto". Una forma de hacer y de ver las cosas, la tuya, y sin duda, si exiatiera alguna otra, la nuestra sería la mejor.

El EGO es el protagonista de esta etapa.

Es como el herpes, se supera, pero cuando bajan las defensas ahí aparece.

 

A veces los actores empezamos las cosas por el tejado, por prisas o por presión social. Pensamos que.nuestros cimientos no se mueven, puede que incluso no queramos moverlos.

Pensamos que lo básico está cubierto. Y el trabajo previo.necesario se olvida.

Y es por donde hay que empezar. No hay sonrojo que valga. Si tienes que volver a aprender como hacer la A, pues oyes, que ya estaba empezando a ver que la hacía torcida. Y que no se nos caigan los anillos.

Que cuanto más sabes, más dudas tienes. Y menos necesidad de demostrarle nada a nadie.

 

Hay trabajos actorales  que soportan esta falta de cimientos. Otros no.

 

Si el.grupo no se mueve unido, no late.

El paciente se.muere.

 

Para operar, antes, hay que limpiar el quirófano.

Buenas noches.

 

 

España es un país en B.

 

De serie B también, pero ese es otro tema.

 

Dinero en B.

 

La hacería, buena compañïa y teatrete.

 

¿Como contar la versión B de mi historia?

 

Es decir, la intrahistoria de mi propia historia.

 

Como toda historia, historia es, se refiere a un pasado, a un recuerdo.

 

Todo ello subjetivo.

 

Pero para eso es MI historia.

 

¿Puede interesar MI historia a alguien?

 

Éstas preguntas lanza Javier Lara en el espectáculo "Mi pasado en B".

Con humildad, sin aspavientos, sin pretensiones, muestra un trabajo íntimo con un muy logrado y sincero trabajo actoral.

No hablo de los cambios de personaje, que también, pero no me parece lo más interesante.

Sino cómo construye épocas, imásgenes, atmósferas, y cómo consigue trasladarnos a ellas para que lo más importante no sea él mismo, sino lo que cuenta. Y la sencillez y sinceridad.

Podría ser la historia de España en los hogares en los últimos 30 años. Contada desde dentro.

El esfuerzo de irse aún más al pasado para lograr comprender los personajes, y entenderlos. De dónde y por qué son así.

 

La exposición de uno mismo.

De unas vidas. De su visión de esas vidas.

Lo que se llama trabajar en pro de obra. En este caso casi ineludible.

Hay que mantener todo ello escénicamente. El trabajo de dirección es también notable. Construyendo ritmos y transiciones naturales.

Y sobre todo, y lo más importante, saber lo que se cuenta en cada momento, interese o no, pero contarlo de verdad y trabajarlo de manera seria actoralmente. Para que todos nos sintamos identificados con ese chico de pueblo que a los 3, a los 13 y a los 28 sufre cambios en relación a los verdaderos protagonistas de la pieza, que no es él.

 

Pero sí los ojos que miran y recuerdan hacia mañana.

 

Buenas noches.

 

Comentarios

16.09 | 18:20

Nasnoches, ay Rita!

27.03 | 15:58

Ceeo que he podido ser yo la inspiradora de este fantástico post. Al menos lo de la frustración y la pataleta parece que me suena. Espero ser recuperable 😂😂😂

19.03 | 21:35

Me ha encantado tu reflexión Ana y gracias por compartirlo. Un gran abrazo. Reyes Cid.
Hasta pronto

07.07 | 11:55

Aupa lander, no he podido escribir mas, pero si, hobby, en fin, eso hace que muchos trabajos sean no remunerados o de baja remuneracion.