Hace ciento y pico años se estrenó Don Juan Tenorio. Y desde entonces, se representa cada 1 de Noviembre, como siempre sin tarjeta, en casi todas las capitales españolas.
Es curioso que el tipo éste,
Zorrilla, la escribió por encargo en 21 días.
Vamos que la cagó con presión y con dolor de parto.
Asina fue.
Zorrilla repudió su obra, quizá por aquello
de que la escribes sin creértela mucho, por aquello de las prisas, y por presión logística.
La vendió por seis eurillos, y Dios sabe por qué, aquella obra de mierda, según él, se convirtió
en la obra con mayor tradición de la escena española.
Quizá Zorrilla no estaba orgulloso de su subconsciente, ese que aunque no quieras plasma lo que se teje en tu interior.
Lo que parece que no
haces y haces.
Lo que no quieres que se te dé bien, y se te da.
Eso que no valoras y está en tus narices.
Es como ser un virtuoso del piano y querer tocar la zambomba.
Es como ser Amancio Ortega y morirte por veranear en Benidorm.
Es una faena.
Porque como Zorrilla, acabas comiendo habas mientras los teatros se llenan para ver tu obra.
La que no valoras,
la que crees que es mala a rabiar.
Debe ser como ver a todo el mundo volverse loco.
Te debes sentir muy solo.
Te debe hacer dudar de todo.
Buenas noches.