Qué bueno.
Qué bueno esperar al domingo para poder comer tu bolsa de gusanitos y que se convierta en el acontecimiento del día.
Que el domingo por la tarde tu máxima preocupación
sea que tu amatxu no se olvide y te ponga las pinturas nuevas en la mochila.
Conducir tu coche imaginario.
No enterarte de lo que ocurre a dos metros de ti y tu mundo.
Y que no te importe.
No pasar nunca frío.
Que todo el que se acerque sea una posibilidad de conocer a alguien nuevo.
Conseguir el último cromo.
Tu vasito de agua para dormir.
Tener un peluche al que abrazar todas las noches.
Disfrutar de los olores de los jabones del baño.
Que tu mayor dolor sea el del roce de tus katiuskas.
Y que tus sudores sólo sean
fruto del jersey que tanto odias.
Que las tardes pasen largas y te de tiempo a crear cientos de mundos.
Qué bueno confiar.
Qué bueno querer y disfrutar.
Qué
bueno ser niño.