Pasémoslo bien.
Y si es que cuadrilla siempre es bien.
Más si vamos al concierto de "Yo fui a EGB".
Que no voy de cooltoreta, eh? Pero yo fui a acompañar
en modo incógnito, y cuando escuché que eran más de 6 horas de concierto sin más posibilidad de avituallamiento que dos bocatas a tripatxas de jamon del Macro y tortilla precocinada y una bolsa de papas (este cuerpo no es
de alimentarse de pepes), me uní al "UORGH?" general que sorprendió al mismísimo Carlos Latre.
Pero moló. Moló unirse al unísono de los slogans de Nocilla, Cola-Cao, Scotch- Britte,
esos slogans de esa generación que despertaba a la era de la libertad empresarial del país. Una generación muy heterogénea en cuanto a edades, ocupaciones y deseos, pero que concibe cierta parte de sus vidas de la misma forma.
Ayer, desde los 35 a los 60 años nos unimos a la época de la que guardamos mejores recuerdos. Sencillos, originales, sin muchas aspiraciones, sin gran conocimiento del medio que sólo esperaba pasarlo bien con poquita cosa
y seguir sobreviviendo.
Y una poca de homenaje a nuestros padres, que estoy segura de que habrían disfrutado viéndonos otra vez disfrutar como niños grandes, volviendo a tener muchas cosas en común y hablando
un mismo lenguaje, hablando y riendo de las mismas cosas. Entre nosotros y con ellos, como lo recordamos.
Y es que es curioso como la música nos une más de lo que pensamos, cómo en esa España que
tiraba de producto nacional porque no éramos nadie, el producto cultural tenía unas raíces propias y una identidad muy marcada. Y a pesar de que no existían ni Spotify, ni Apple Music, ni mimp3.eu, nuestra generación es la
que más mezcla de estilos musicales abarca.
Porque crecimos escuchando y tarareando con el mismo entusiasmo y respeto a Las Grecas, Los Chichos, Camilo Sesto, Madonna, Bruce Springsteen, Michael Jackson, Manolo Escobar, Technotronic, Quique
Tejada, OBK, Alaska y Dinarama, Cicatriz, Glenn Medeiros, Platero y Tú, Las Vulpes, Camela, Presuntos Implicados, Serrat, Grease, Amistades Peligrosas, Julio Iglesias, Rocío Jurado, La Polla, Eskorbuto, Juan Luis Guerra y 4-40, La Guardia,
Roxette, Duncan -Dhu, Seguridad Social, Toreros Muertos, Spandau Ballet, Depeche Mode, Oasis, Blur...
Nos sabemos todos las canciones de Pé a Pá.
A pesar de la radio fórmula y sus limitaciones.
Creo que
ahora mismo, salvo frikis de la música, la gente del día a día no le pega a tantos palos. La globalización de la que tanto se hablaba a finales de los 90 ha traído un montón de cosa buena, pero también creo
que nos ha encasillado a todos en cierta manera.
Y ha dejado de dar oportunidad a producto local de muy alta calidad, y lo que es peor, les deja sin oportunidad de evolución.
Una delicia escuchar a La
Guardia, Danza Invisible y Toreros Muertos. Simplemente originales, diferentes y acojonantemente buenos.
Crecimos en una época en la que no había etiquetas porque no se conocían los límites y nadie sabía
ponerlos.
En la sala de espera del médico te encontrabas la Interviú mezclada con tebeos de Mortadelo.
Los conciertos a todo volumen en locales sin insonorizar.
Las verbenas. La radio a todo volumen y
a escuchar lo que tocara.
Las reuniones de primos para ver la tele en la casa que la tenía.
Las noches de !,2,3 y a ver si aguanto despierta hasta el final...
Espinete después del cole. Y el bocata de nocilla undiasiyundiano
tras la negociación de mi hermano y mía con mi madre un día de aquellos.
Dartacán y la silla pequeña que me sacaba mi tia Maruja para ver los dibujos de los sábados después del Telediario.
Willy
Fog. Alf. La llorera con David el Gnomo. Las pegatas de la Tele-Indiscreta. el miedo que daba Tocata...
Los dibujos en ETB subtitulados a castellano.
Y todo, absolutamente todo eso, venía acompañado de su banda sonora.
A
veces eres de derechas y a veces de izquierdas, a veces piensas una cosa y a veces otra. En esta época de posicionamientos y polaridades, en la que sientes la obligación de tener una opinión fundada y absoluta de absolutamente todo...
....ser natural como lo recordabas mola, no?
Vale, igual estoy idealizando un poco, no?
Pero qué cojones: ¡¡¡Yo fui a EGB!!