Bergarako Seminarixoa
19:00 hora zulú.
Barbra y yo hemos pagado 8 euros (cosas de pueblo) para ver una boda.
Queremos Txarriboda.
Echamos una ojeada a los invitados: todos de 55 parriba.
Se ve que los novios no tienen cuadrilla.
Nos hartamos a canapieses, nos inflamos de gases, saludamos al padrino y nos sentamos al convite.
Hemos tenido efecto Jagger.
No recordamos nada de esa hora y media. Hemos tenido un viaje.
Decir que Txarriboda es el mejor montaje vasco que he visto (sin intentar recordar mucho) creo que es lo justo.
Actores y actriz de casta, trabajados en los escenarios y en la calle, capaces de mostrar sin tener que demostrar, seguros de sí mismos, libres y a la vez milimétricamente acompasados, disfrutando...
Cada uno aportando su mejor virtud
al montaje, haciéndolo coral, y al mismo tiempo con momentos individuales maravillosos.
La economía y eficiencia escenográfica que tanto echaba de menos y que tan difícil es de conseguir.
La
música como personaje mismo.
La dirección increíble, trabajando desde la creación (intuyo) desde cero. Como los grandes, sin premeditar, usando las herramientas que tienes y dando solución y continuidad
a la historia.
Y jugando, siempre jugando a trabajar.
Trabajando y dejando trabajar.
Y trabajando mucho.
Al nivel de Lima, Gon Ramos..
Aportando red al actor sin coartarle.
Como prueba del
disfrute del público, la señora que estaba a mi lado (a la que no conocía de nada) comentádome cada jugada con una mezcla de admiración, a veces lágrimas incipientes y a veces carcajadas.
De verdad,
a mi me alegró el espectáculo. Me dio envidia. Me sentí contenta y orgullosa.
Por cómo intuyo de dónde parte y como transita. Por el trabajo en equipo.
Orgullosa de haber visto por
fin un producto así made in Euskadi.
A ver ésto vayan al teatro en masa.
SEÑORES PROGRAMADORES: ¡COMPREN!
EL PÚBLICO LO MERECE.
Buenas tardes.