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Aquí estoy sin saber qué escribir, habiéndome visto el Madrid- Barça y sin tener ninguna opinión fundada al respecto, salvo que me alegro de que a Lopetegui le haya salido el tiro por la culata.

 

Acabando de hablar con una amiga con la que hace mucho que no hablaba y dando las gracias por la tarifa plana y porque nos cojamos el teléfono para hablar de cosas que no pasan del chascarrillo pero que sin saber cómo se van transformando en cosas más semitrascendentales.

 

Sentada porque estoy cansada a pesar de que tengo la sensación de que no he hecho nada productivo esta semana.  La realidad soñada no debe dejar de hacerme ver la realidad que vivo.

 

Las expectativas no son reales. La realidad es lo que vives en cada momento. 

 

Estoy cayendo en la cuenta de algunas cosas.

De que tan solo hace un mes me pasaban un montón de cosas, de que esta semana he vivido el estreno de algo rodado el año pasado, me he presentado a un examen de euskera al que me he enterado que estaba convocada hace tan sólo tres días y que creo que he aprobado (sólo es un creer).

De que hace dos semanas se nos casó la Sandri y nos juntábamos los que hace demasiado que no se tomaban una caña juntos.

 

De que he pasado más tiempo con mi familia del que yo tengo consciencia, a pesar de haber estado la mitad del mes fuera de Bilbao.  Lo cual me parece un logro personal dentro de esa sensación de abandono ajeno que me persigue desde que pasó mi infancia y que me tortura en el pasar del tiempo.

De que me ha dado tiempo a presentarme a una plaza, conseguirla y perderla en un plazo de 10 días (con su correspondiente cadena de emociones subeybaja).

De que tengo un par de proyectillos por ahí a los que unirme, y que no tengo referencias y me cagolapataabajo porque no los veo con perspectiva.

De que he memorizado dos textos.

De que es muy posible de que me mude en breve y de que visitaré Ikea con más frecuencia de la que quisiera.

De que por fin he retomado "La casa de los espíritus". Por fin.

De que me ha dado tiempo a visitar a mi buena amiga Barbra y volver para reposar la cena. Dos veces. Esperando poder volver a trabajar cuando podamos. Y eso siempre es bien.

Y de vuelta de ca´Barbra suena la canción que sonaba cuando estaba jodida, qué cosas. Hace tres años.

De que me he leido un manual de enfermería de quirófano de 400 páginas  que Dios sabe por qué me ha parecido interesante en día y medio.

 

No lo hacía desde hacía tres años.

 

 

Hace tres años estaba rota, descompuesta, angustiada, encerrada, desorientada y con mucho, mucho miedo. No podía leer un libro, dormia cuatro horas,  ni me habría atrevido a viajar, estar con mi familia era un refugio y no un disfrute, me derrumbaba cuando ensayaba con Barbra e ir de boda era un reto. Sin aparente razón concreta. Aunque resultó haberla, parcialmente solucionada ya y de momento.

Porque intentar sonreír (porque el mundo es de estar feliz y esas cosas) cuando estás cuarteada es una cosa muy tonta que frustra un montón.

No debería ser un tabú contar que estás jodida. Creo que nos haría más a todos más libres y solidarios ya no solo con los demás sino más solidarios y menos duros con nosotros mismos.

Y cuando no estás para nadie pero todo el mundo está para ti, no puedes sino dar las gracias simplemente por estar y dejarme romperme para poder volver a ser capaz de atreverme a ser como siempre he sido. Y más fuerte, y más sabia.

 

Y más libre. Y más feliz.

 

Esta semana no he visto ninguna serie nueva, ni he hecho nada cooltoreta.

No sé de qué escribir.

Buenas noches.

Comentarios

16.09 | 18:20

Nasnoches, ay Rita!

27.03 | 15:58

Ceeo que he podido ser yo la inspiradora de este fantástico post. Al menos lo de la frustración y la pataleta parece que me suena. Espero ser recuperable 😂😂😂

19.03 | 21:35

Me ha encantado tu reflexión Ana y gracias por compartirlo. Un gran abrazo. Reyes Cid.
Hasta pronto

07.07 | 11:55

Aupa lander, no he podido escribir mas, pero si, hobby, en fin, eso hace que muchos trabajos sean no remunerados o de baja remuneracion.