Da gusto encontrarse con compañeros de trabajo en los que depositas tus debilidades para que te pongan en marcha.
Un respeto inducido por el mismo miedo a ser juzgado que tanto daño nos hace. Y que tanto hace juzgarnos.
Una
batalla por dejarte llevar, por creer en ti y en el trabajo previo y por creer en el otro y viajar juntos.
Caminos de piedras, pongos, bailes sin música, confidencias silenciosas, minibloqueos, miradas, sonrisas, risas, comida, ciclistas, noches
de ensueño, y ensueño de trabajo.
Maria Ripoll parece que de dirección de actores sabe mucho, y sabe. Y parece que no hace nada, que es lo lógico, que no puede ser de otra manera.
Y no es de otra manera porque la vida
es así. Y así la plasma en sus trabajos. Y así la hemos sentido nosotros: generosa.
Porque nos ha dado todo para que este curso fuera un rodaje completo, real, para ponernos a prueba, por el respeto a sí misma, a su trabajo,
y al nuestro y al del técnico, al lugar.
Porque hemos conseguido hacer de ésto ya no un curso, sino una bonita experiencia.
Mil gracias, millones de gracias.
EAB, gracias. Gracias Miriam.
Poco más que hablar.
Es que hablamos demasiado... ¡Por Dios!....
La semana que viene... ¿Comemos juntos?