Otra final de Roland Garrós, y otra ganada por Rafael Nadal.
Se acaba una etapa del tenis que puede que no tenga relevo generacional. No veo a nadie que pueda darlo.
La etapa de Federer y Nadal.
Hoy ha habido una demostración de superioridad, de superación después de un año de lesiones, de capacidad de concentración, de entrenamiento que es sobrehumana.
El que empezó odiado por los
franceses y que hoy le tendían una alfombra roja ganada a través del esfuerzo y el compromiso con uno mismo, con su trabajo y con su forma de ser.
Una humildad, un respeto por sí mismo, un agradecimiento, una honradez
dificilmente superable y renovable.
Una capacidad de adaptación a nuevas circunstanscias, de concentración, de vieja y nueva escuela.
Un señor que siendo diestro aprendió a jugar con la
zurda, que después de lesiones cambió su forma de jugar.
Todavía no hemos encontrado un nuevo Michael Jordan y difícilmente veremos otro Rafael Nadal.
Cuánto deberíamos aprender de él
en cualquiera que sea nuestra labor profesional.
De verdad, me parece un bonito ejemplo de...
de...
De echarle un par de buenos cojones a la vida.
Buenas noches.