En España se va un poco atrasado.
Cuando fui a Dinamarca a compartir floklore y demás me di cuenta de que nos avergonzamos de nuestra esencia. Nos parecen preciosas canciones de borrachos daneses, sin embargo,
cantar la "Canción de los borrachos" como parte de la esencia de muerte, miseria y humor ante la adversidad que han marcado la historia todavía se nos torna soez y de mal gusto.
Cutre.
España
es el país de Europa que mayor número de móviles de alta gama compra, y casi del mundo.
El país donde se compran los derechos de series extranjeras y se convierten en series políticamente correctas, edulcoradas
y asépticas. Donde parece (y digo parece porque los guionistas no son tontos, sino que obedecen órdenes, lo cual los convierte en vasallos) que el que lo ha reescrito no tiene ni puta idea de lo que resultaba interesante del original. Repito:
ORIGINAL.
Nos hemos olvidado de Fortunata y Jacinta; de Lorca, muerte de un poeta, de programas como TOCATA, La Bola de Cristal. De factura propia. Con carácter propio.
Y del director que mejor ha sabido plasmar
esta idiosincrasia, Pedro Almodóvar. Bueno, y me olvido de Berlanga, por dios, perdón, éste era el mejor.
Leeemos las bases de librillo, y con este complejo de inferioridad heredado hacemos cosas absurdas: tomamos
café en el Starbucks pagando 3 euros por aguachirri, etc, etc, etc, búsquese el símil que se quiera.
Todo esto viene no por patriotismo, sino por paletismo.
En lugar de cuidar las esencias y la sabiduría
de los años, se establecen manuales de lo que entra y no entra, de lo que debe y no debe ser, en lugar de adaptarlos a la situación, que es para lo que sirven los manuales y la opción inteligente. Manuales hechos normalmente por
gente que no ha trabajado o no se ha acercado a la cuestión ni a 100 metros.
Así, dirigimos el cable del punto A al punto B para introducirlo en la fuente de corriente alterna con el manual en la mano en vez de enchufar la
tele.
En este país donde se premia la mediocridad, qué nos esperamos...
Eso sí, que listo que es que sabe leer y lo demuestra.
En estos tiempos ya basta con que la mujer del
César parezca honesta.
Buenas Noches.