Que me invade la nostalgia.
Que para mi las navidades son las pasadas, en las que tu mundo no tenía más objetivo que el interruptor de la luz, las noches que pasabas tosiendo bajito para que el Olentzero no te oyera.
Era lo más importante del mundo.
En las que las zapatillas rojas de micropana estaban esperando junto a otras ocho en la entrada con un polvoron y un vasito de agua.
Las que a las 6 de la mañana
me despertaban mis dos hermanos para cruzar el pasillo y sentir la mayor felicidad e ilusión del universo conocido por mi, y nos pasabamos las mañanas y las tardes jugando con todo a la vez. Mi hermana montaba los juguetes y mie hermano
y yo trasteábamos con todo.
En las que mis padres sonreían y preparaban todo, lo que más nos gusta, para que fuéramos felices esos días. Con poco.
Con prácticamente nada. Con lo que te ha
convertido en lo que eres.
En las que el vecindario entero se convertía en una fiesta de luces, de petardos y de comida, mucha comida.
Y los tutes a muerte, salir a cantar el Olentzero, las peliculas de DVD...
...la incorporación de nuevos platos al menú.
Con ello y con todo, en el escenario de ese pasado, con todos esos objetos que te han acompañado toda la vida que tu crees que son de ayer pero van cumpliendo años,
revivimos aquello con la nostalgia y con la suerte que tenemos de estar juntos.
Sacamos la caja de zapatos de los adornos navideños.
Y de lo que nos viene mirando hacia delante, con nuevos miembros y con mucho, mucho cariño.
Queriendo crear nueva nostalgia futura...
Eguberri on a todos!