Pos alegría, hombre.
Alegría se siente cuando con los tiempos que corren.
Con la estanqueidad del asunto.
Con aquello de que el dinero
viene y va, va, vaaa
Con el individualismo actoral.
Con los delirios de grandeza que se ven.
Con la falta de valentía real de la profesión,
de las nuevas generaciones que necesitan de un
paraguas que les tape permanentemente.
Alegría se siente cuando una panda de actorzuelos y actrizuelas se dispone a reabrir una sala ya
desgastada por el
uso a la que la mayoría guardamos mucho cariño tanto a la sala misma como a
Ander y Alicia, con ilusiones renovadas y con muchas, muchas ganas.
Poca gente sabe lo que eso cuesta, solo se ve el show business. Son muchas
horas de trabajo, de
hablar con gente, de ideártelas para resultar llamativo, que la gente te conozca, rezar para que
la gente vaya, de hablar con compañeros para que te hagan el favor de actuar en unas
condiciones que no
son ni mas ni menos que las que puedes ofrecer...
Hay que tenerlos, por lo menos, bien puestos y currar mucho.
Y aunque suena un poco hipocritilla decir ésto sin haberla pisado cuando lleva
abierta ya dos
semanas (mil perdones caballeros y caballeras):
SE OS DESEA PRÓSPERA Y LARGA VIDA.
Deseando ver esas lámparas de araña y esos butacones de terciopelo.
ENRECORDANDO: CALLE CASTILLA LA MANCHA, BARAKALDO, LA SALA ARIMAKTORE REABRE RENOVADA, RETOÑOS!
HORDAS DE GENTE: ¡ACUDID!
Mantened vivo el teatro,
que ricos no nos hacemos.
Buenas noches.