Siguiendo con obviedades:
Shakespeare es el ser humano en estado puro.
Shakespeare sorprende, porque nos señala la obviedad de que al ser humano le mueven las mismas cosas: Los celos, sentimientos de
inferioridad, envidias, farsas absurdas, el sexo, la venganza, el ansia de poder, las dudas, la paranoia, la locura, la muerte...
Con una nitidez, una sutileza y una lógica de sucesión de acontecimientos y reacciones con
las que todos nos sentimos identificados.
Eso señala a su vez la obviedad de que seguimos siendo la misma mierda pinchada en un palo.
A big piece of shit en idioma original.
Y está
escrito hace cinco siglos.
Tito Billy vive en la delgada línea roja.
La que separa el lenguaje teatral y todos sus artilugios técnicos, de la vida.
De la parte de la vida más
oscura.
Pero la que nos une a todos.
Y ahí empieza la paradoja.
La de observar las dos partes.
La que está iluminada en el escenario, y la que permanece oscura
La gran farsa de la vida en el escenario y la vida como farsa en el teatro.
Así funcionamos desde que conocemos este mundo.
En este sentido gira.
El teatro dentro del teatro, hecho vida.
En Shakespeare, la apariencia mundana esconde de lo que estamos hechos.
A veces, aparece Shakespeare.
Sólo hace falta encender del todo las luces y observar.
Se ríe de nosotros.
Güenas noches