De la inestabilidad nace lo intrigante, lo verdadero.
Las emociones humanas son inestables.
Somos inestables.
Jugar con la emoción escénica en su inestabilidad desde la emoción del actor es prácticamente
imposible, y peligroso, y variable, y dependiente del actor.
Jugar con la inestabilidad corporal que induce a la emoción subconsciente otorga una integridad.
Luego vendrán la sinceridad y honestidad y las emociones propias que decidas
poner en el asador. O hasta dónde quieras jugar después con tu psique. La biomecánica ni es ni debe ser un trabajo meramente físico, no somos sólo físicos, es una integridad. El método teatral no es un método,
es un sistema, en tanto es más integral y más abierto.
Muy gallego: ¿Qué es antes, el huevo o la gallina? Pos depende, a veces si y a veces no.
Éste es el resumen de lo entendido en el curso de Roberto Romei.
Descubierto un mundo sin límites, complicado. Descubierto un campo en el que trabajar y en el que, estoy de acuerdo, no existen estereotipos escénicos a pesar de que el planteamiento desde dirección pueda en principio serlo.
Complicadísimo e intrigante, y a mi parecer se acerca a la idea de lo que considero profesión.
Mezcla conceptos de Stanislavski, Chejov, Meyerhold y Grotowski; que a todos nos han querido ¿explicar? o exigir, pero que en este
curso he entendido un poco más, y lo que es más importante, creo que he entendido cómo entrenar desde una manera honesta... No sobre lo que uno pueda entender o no; de mano de un hombre muy conocedor del tema y muy experimentado. Un privilegio.
Destroza el ego (ejercicios de coordinación, fucking god, me recordaba a la abase del clown, ridículo a tope) para construir en base a la nada, a uno mismo. El actor santo que no pertenece a una secta, sino que en su trabajo se dedica a crear
energías y sentimientos ambiguos, grises y reconocibles por el público, aunque por su riqueza no lleguen a racionalizarlo, jugar con nuestro y su inconsciente.
El centro, la base se inestabiliza y surge no la forma, sino la emoción,
digamos un gesto psicológico muy real, o no, pero propio y sugerente. Y muy eficiente, ¿imaginais un Hamlet dos veces por noche únicamente controlado por tus emociones? Como las maracas. No es profesión para mi. Ofrecer tus emociones
a partir de un trabajo sincero, de indagación, conocimiento riguroso de tus propias emociones, imágenes y observaciones, pero sin ser enfermizo, más bien un trabajo natural. Contradicción paradójica pero más sana y
que coincide con mi visión de este trabajo..
Gracias, gracias Roberto por devolverme la ilusión por trabajar verdaderamente en lo que ésto significa y contribuir para que a otros les pase lo mismo. En querer ser actriz
por esa motivación.