No sé, nunca he estado en el paro.
En mi otra profesión controlo la situación y sé por dónde están los caminos, o no le tengo miedo a los nuevos caminos.
Pero en esto de la actuación...
ésto es como un mar de dudas diario. Te esfuerzas por tener la mente ocupada, hacer cosas, crear historias, tratar de ponerlas en orden, hacerlas realidad.
Te ocupas también de los temas administrativos. Me acuerdo de una
colega que tiene una empresa de animación que me dijo en su día: "A todo el mundo le gustrría actuar y tener un proyecto, pero a nadie le gustan las cuatro horas de trabajo administrativo diario, casi nadie lo hace". Que razón tenía.
Supongo que es inherente a cualquier profesión independiente.
Tampoco tienes ofertas de trabajo al uso, y ésas no salen en los periódicos ni en la administración pública. Se mueven en petit comité,
pero teniendo en cuenta lo reducido del círculo tampoco resulta un problema.
Supongo que ésto como ya he dicho es inherente a cualquier trabajo; salvo que no sólo hay un componente monetario causa-efecto que te satisfaga. Hay también
un componente artístico que preocupa y es por el que se empieza a mover todo y que, desgraciadamente acaba en muchas ocasiones ahogado por la burocracia y qué leches, por la vida misma, por la falta de dinero, la necesidad de otro trabajo, la
falta de tiempo... La vida, nadie dijo que ésto era fácil.
Así que llegan los momentos de crisis creativa o de, en cristiano, no tener ni puta idea de dónde está el equilibrio, ni el rango, ni el nivel,
ni si se sigue el camino si no correcto, el que tú te imaginas como correcto. No sólo en el aspecto terrenal, sino en ética artística para uno mismo.
Y allí llega el respeto por todo lo que hacen los demás,
no es que lo haya descubierto ahora, pero creo que hay ambientes en los que ésto se olvida. Si hay fallos será porque no se ha podido hacer mejor en esa parte del proceso. Toca reevaluar entonces y volver a empezar. Si uno no reevalúa,
o no está dispuesto a ello, se estanca. Por supuesto, es positiva la crítica dura, tanto para el crítico como para el expuesto, pero siempre con el respeto por delante, con respeto. Siempre. Si no nace del respeto, se llama prepotencia.
Pero qué coño, a lo mejor es que así es la vida. La visión romántica en exceso del arte quizá esté reservada para unos pocos, o quizá sea una imagen creada, y eso que cremos romántico
no es más que la versión edulcorada del camina o revienta. El Show Bussiness. A nadie le interesa lo que te pasa, sólo lo que ve (thanks god). Y me molesta, insisto, que haya colegas de profesión que no apoyen a otros, no digo gratuitamente,
pero sí de modo asertivo por lo menos, que todos somos la misma mierda.
¿Una profesión de soñadores o una profesión basada en hacer que la gente sueñe?
No lo
sé.
De momento, buscar y hacer, porque vivimos en este mundo y hay que ver, probar, crear y darse hostias, pero hay que salir y cambiar constantemente. Como en la vida. Ahora mismo no creo que no haya nada peor para un artista que
el estancamiento, Aunque me equivoque, que lo haré y mucho, camina o revienta, abierta, positiva, viviendo en la realidad burocrática y monetaria que nos toca y dando la espalda a las lamentaciones y excusas. Pero sin perder el Norte. Muy
fácil, vaya. jaja.
Y ya está.. simple...