Bueno, lo de las flores en el teatro no es mala tradición en mi opinión, es símbolo de respeto.
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El respeto se gana.. ..pues eso. Si no, es extraño, turbio diría yo..
En
fin, ayer fui a ver el musical de Let´s Dance "En tercer grado" en el teatro Barakaldo.
Buenas individualidades: buenos cantantes, buenos bailarines, pocos actores he de decirlo, pero cuando aparecían en escena se agradecía y se
hacía más interesante la historia, o por lo menos se podía seguir, porque en momentos se diluía mucho. Me explico, el foco se centraba en las habilidades vocales de tal o cual cantante, acompañados por coreografías
que a veces nada parecían tener que ver con lo que se contaba. No sé si estaré en lo cierto, pero parecía que se habían trabajado por separado, no sé si en tiempo y espacio, pero sí en diferentes momentos
de creación.
De lo poco que se salvaba de esta quema eran los tres actores secundarios, insisto, con número musical mágico; y Alberto Nuñez, que, al menos, demostraba tablas y claridad en escena.
Reconozco la complejidad del proceso; pero por eso siempre insisto en la sencillez y en la sinceridad. Ese es otro tema laargo de explicar pero creo que fácil de entender.
En los
cantantes, no sé si actores, se notaba el afán individualista de exhibición de cualidades y facultades en cada número musical y la obra caía, no por falta de calidad, sino porque no se trabajaba en pro de ella,
sino de uno mismo creo yo, y por ello el hilo conductor, insisto, se olvidaba y caía en el olvido, hasta el punto de olvidarme de la trama. ¿Responsabilidad?, de dirección, sin duda.
En el
fútbol cuando las cosas van mal la culpa es del entrenador. En las artes escénicas, del director. Esta vez no entiendo la línea que se ha seguido, ni lo que se quería contar, ni cómo. Los personajes salían y entraban
a escena sin más, porque había acabado su número y se iban no se sabía muy bien a dónde; estamos de acuerdo en que muchos no son actores, pero con más razón atajar más. En ciertos niveles se puede entender,
pero nosé, esperaba más, la verdad. Y da una poquita de rabia porque la materia prima es de calidad, hay que encauzarla. O quizá sólo se trataba de demostrar, no sé. Cuando un actor salía a escena se
notaba, se movía con una intención, había un por qué, cantaba, pero no resultaba sobreactuado. No sé, sólo es mi opinión.
Bueno, al turrón, pasé un rato
majo, para mí lo mejor los bailarines (uno me impresionó), y los actores del circo, que sí, fijo que eran actores. Cantantes bien, pero sobreactuados y perdón, exhibicionistas; por eso no entiendo el protagonismo florido final (no
entiendo que la directora, creo, aparezca cantando el número final, qué manía), pero seguro que me equivoco.
El esfuerzo titánico, estoy segura. Y aunque parezca mentira después de todo lo
que ha salido de estos deditos: MUCHAS GRACIAS, que por lo menos se sigue currando y se está ahí que no es poco ni fácil (algún día me caerá toda la mierda encima, jaja..).